martes, 7 de julio de 2009

Pastillas para no olvidar

Por: Ángel Castaño Guzmán

Hace algunos años los cancilleres de América Latina y el Caribe firmaron una nota de protesta por las declaraciones del teleevangelista norteamericano Pat Robertson sobre la necesidad de asesinar al presidente de Venezuela Hugo Chávez. En ese contexto, Andrés Oppenheimer propuso la creación de un organismo internacional encargado de denunciar ante la opinión pública las manifestaciones lesivas para la democracia. LOCA, (Latinoamérica Organizada Contra los Agravios), fue el nombre que el columnista del Nuevo Herald imaginó más apropiado para la comisión de monitoreo. Dejando de lado el evidente buen humor de Oppenheimer, y en vista del cada vez más abultado registro de frases disparatadas de los íconos mediáticos, aprovecho este espacio para promocionar COCA, oficina satélite de la honorable LOCA. Una pequeña muestra de su eficiente trabajo.

El ex ministro de Agricultura, y por estas calendas flamante precandidato presidencial, Andrés Felipe Arias, escribió en la edición número 635 de la revista Cambio una frase que asombra por su sesgo ideológico. Dice Arias: “los verdaderos enemigos del campo siempre han sido las guerrillas narcotraficantes, asesinas y secuestradoras”. Causa pasmo que una persona formada en los mejores planteles universitarios del país olvide mencionar en su texto el nefasto papel de los paramilitares en la tragedia del campesinado colombiano. Acumular enormes cantidades de tierra en manos de estratégicos socios, despojando a miles de labriegos de sus pocas pertenencias, ha sido la permanente estrategia de los alzados en armas.

La actual embajadora de Colombia ante Gran Bretaña, Noemí Sanín, en la efervescencia de la campaña electoral de 2002 pronunció una sentencia despiadada:”Si Álvaro Uribe gana la presidencia es como si la ganará Carlos Castaño” (Gómez, 2008). Con un puesto bien remunerado y la garantía de mantener contacto directo con los monopolios informativos, Sanín olvidó una sindicación de tales proporciones.

El actual mandatario no se queda atrás. En una entrevista hecha en 2002 por Joseph Contreras, corresponsal del Newsweek, el entonces aspirante por el partido Primero Colombia a la primera magistratura se enojó con el periodista por un par de preguntas incómodas. Contreras indagó sobre su participación en un mitin organizado por el capo Pablo Escobar y por el inusitado número de licencias de pilotaje concedidas durante su dirección de la Aeronáutica Civil, en un periodo donde el dinero del narcotráfico llenó los bolsillos de funcionarios inescrupulosos. (Revista Semana núm.1038)

El único interés de la clase dirigente nacional, y la historia lo ha demostrado hasta la saciedad, es el enriquecimiento personal, así éste deteriore los derechos ciudadanos. Cada paso de los oficiantes del poder corresponde a una calculada coreografía de la impostura y el pillaje. La democracia colombiana, adornada con baratijas legalistas, dista mucho de ser un proyecto social incluyente, donde el bienestar colectivo prime sobre la mezquindad partidista

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